viernes, 11 de marzo de 2011

EL PRINCIPIO DEL ZARIGÜEYIN

La historia que esta apunto de leer está basada en hechos reales, a pesar de lo fantástica que parezca así sucedió. Debido a lo mágico de algunos hechos, y a que no soy escritor, difícilmente podré relatar con exactitud la belleza de ciertos hechos, es por eso que hago aquí una petición al lector, es importante, casi un requisito, que antes de seguir pasando las paginas el lector tenga a la mano a un niño, o a varios.

Esta puede parecer una petición fuera de lo común pero sin la compañía de los niños algunos hechos pueden llegar a ser incomprendidos, además de que se necesitará la ayuda de ellos para poder imaginar con mayor detalle las escenas que he tratado de representar con mis dibujos. Tal vez sea difícil conseguir uno tan apresuradamente pues no siempre se tiene a la mano a un niño, porque suelen esconderse debajo de las mesas, dentro de un closet, en las ramas de un árbol o andan corriendo de un lado a otro para escapar de algo, o tal vez sonriéndose mientras están recostados en algún rincón de la casa con los ojitos cerrados, si este es el caso no los despierte, ármense de paciencia deje a un lado lo que está leyendo y recuéstese junto a ellos para esperar a que regrese con una sonrisa, al abrir los ojos abrácelo y acepte jugar a que descubren el mundo juntos.

Si usted por más que busca no ve ningún niño cerca, no se preocupe cierre los ojos y recuerde que una vez fue niño, si le resulta difícil recordar mire sus rodillas y busque las cicatrices que dejaron las travesuras de su infancia, sonría al recordarlas y entonces evoque a su memoria y repítase,Fui un niño, fui un niño, SOY UN NIÑO;si lo hizo bien reirá durante un rato por todas las travesuras que hizo, tal vez también llorara, pero como ha vuelto a ser un niño bastara con una pequeña distracción para que deje de llorar y vuelva a reír.

Si usted ya cumplió con esta petición se lo agradecerá el personaje del que leerá en las páginas siguientes, y también yo, cada vez que mire la luna.

Las cosas que van a leer en estas páginas algunas las viví y otras me las han contado personajes que he conocido durante una desesperada búsqueda, que inicio el día que desperté y me di cuenta de que me faltaba algo, ¡El Zarigüeyin se había marchado! Y con el parecía que se había ido una parte importante de mi, algo que él me había enseñado a atesorar y que sentía que estaba perdiendo sin él. Así que urgentemente comencé esta búsqueda que al principio me parecía una pérdida de tiempo pues no lograba encontrarlo y cegado por la ansiedad que da el obtener resultados inmediatos no pude darme cuenta de todo lo que estaba ganando en mi viaje.

Pero una noche, ya sin Luna en el cielo y en su lugar una triste mancha negra, mientras trataba de marcar en un calendario los días que llevaba buscando y enredándome con fechas, pues no soy muy bueno para recordar los días con un número, comencé a desesperarme y arrugando el calendario hice una bolita de papel que después de un rato resulto ser una buena pelota para jugar un rato con un perro que pasaba por la calle en donde estaba tomando un café. Paso una niña en brazos de una mujer, la niña hacia caras y se emocionaba gritando y pataleando cada vez que el perro ladraba, el perro se dio cuenta de que su ladrido en vez de asustarla provocaba en la niña mucha emoción así que siguió ladrando para la niña y me dejo con un calendario transformado en pelota,

-que curioso, me dije, -algo tan pequeño que me provoco tanta desesperación y enfado, y basto arrugarlo un poco para que me ofreciera todo lo contrario.

Esa idea me había dado un segundo aire de entusiasmo y empecé otra vez a tratar de recapitular mi viaje pero no basándome en fechas, sino como sabia hacerlo recordando los días por las vivencias y los personajes que había conocido, las cosas que había visto y que habían despertado en mi alguna emoción, y por todas las cosas que había descubierto, a partir de ese momento deje de pensar que mi viaje estaba siendo inútil pues aunque no había encontrado lo que buscaba todavía, el camino me había dado muchas cosas importantes.

Perdón había olvidado que aun no les he explicado por qué es tan importante esta búsqueda, aun no les he dicho quien es El Zarigüeyin, discúlpenme y tengan paciencia recuerden que no soy escritor. En fin imaginen que un día llega a su vida alguien que sin tener nada en sus manos es capaz de ofrecerles un mundo completamente distinto del que viven, ¿se animarían a cambiar su mundo?, ¿se atreverían al menos a echar un vistazo dentro de ese otro mundo?, ¿no les daría miedo ponerse a pensar que pueden perder? ¡Ah! y algo mas, volteen a ver al niño que tienen a su lado, ahora imagínese que ese alguien que llego a su puerta un día con las manos vacías y asegurándole que le puede dar un mundo distinto tiene la apariencia de ese pequeño que esta junto a usted, si exactamente así y que tiene tras sus ojos una cantidad de enigmas inexplicables y los oculta tras su silencio y no los comparte por que en su inmensa sabiduría sabe que ante un adulto hay que ser muy indulgente. ¿No le daría pavor tal situación?, y le aseguro que hay una pregunta que nunca se haría ¿debe alguien con esa apariencia, con esas manitas y esos ojos redondos y fijos en usted, aventurarse a decir siquiera que puede darle un mundo completamente nuevo?

Pues así me paso y déjenme confesarles que tuve miedo, mucho miedo, pero también recuerdo que me sentí invadido poco a poco por la curiosidad de conocer a aquel misterioso personaje que toco a mi puerta para decirme

–“Puedo darte un mundo nuevo.

Abrir la puerta para que pasara fue fácil, conocerlo me costó trabajo pues no siempre contestaba mis preguntas (como todos los niños), quererlo fue muy fácil, demasiado fácil, ¿entenderlo? no lo sé ¿Cómo hacemos para entender a un niño?, ¿de verdad puede ser posible entender a un niño?, trate les juro que trate y deseo con toda el alma haber logrado que él se sintiera entendido por mí, se que él entendía mi pequeña idiosincrasia de eso estoy seguro.

En fin abrir la puerta fue el principio, aunque no sé porque toco mi puerta y esto me hace preguntarme ¿Quién encontró a quien?

Pero eso ya no es importante, lo importante es que durante el tiempo que pase al lado de El Zarigüeyin escuchando de donde venia y que hacia aquí, imaginando todas las cosas que él me contaba que hacía en su casa y tratando de explicarle el significado de la cosas que a él le inquietaban, eso me costó mucho trabajo, pues a pesar de que creía conocer el significado de algunas cosas me di cuenta de que solo conocía palabras, y para el pequeño Zarigüeyin eso no bastaba, me entenderán si lograron conseguir a un niño a su lado, solo intenten explicarle que es el aprecio, que es el dolor, que es la felicidad, los celos, que es la soledad, que es la ternura que ofrece un abrazo, solo intenten explicarle algo así a un niño y descubrirán como yo que solo conocemos palabras.

En fin durante todo el tiempo que pase al lado de el pequeño Zarigüeyin recuerdo que me llamaba la atención el cielo y un día le dije a mi amiguito -estos días la Luna ha estado más grande que nunca, parece que si estiras la mano podrás tocarla y arrancarle un cacho, en ese momento sentí un fuerte pinchazo en mi pierna,

-!ay ¡

-¿te dolió? Pregunto El Zarigüeyin con un tono de voz bastante molesto.

-¿Por qué hiciste eso?

-¿te dolió? Volvió a preguntarme completamente molesto

-Claro que sí. Le conteste.

pues a ella también le dolería si le arrancaras un pedazo.

Agacho la mirada y fue como si una gran tristeza lo invadiera poco a poco y comenzó a llorar, no sabía qué hacer me había desconcertado su molestia, había sido tan solo un comentario insignificante, ¿por qué lo tomo de esa manera? no era como para ponerse a llorar, yo no podía entender en ese momento su llanto pues lo que conocía de ese pequeño era muy poco, así que deje a un lado mis interrogantes y seguí un instinto normalmente reprimido en mí, me agache para abrazarlo sin saber que decir, me sentía tan inútil así que lo abrace mas fuerte pues no encontraba en ese momento nada que pudiera calmarlo,

-no tengo nada que darle para que se calme, que inútil soy si no puedo hacer que se calme el llanto de un niño, mientras pensaba estas frases lo iba abrazando más fuerte, pues en ese momento mis brazos eran lo único que tenia para ofrecerle así que poco a poco perdí el miedo y la pena de que la gente nos viera y fui abrazándolo mas y mas fuerte pidiéndole que me perdonara por solo tener un abrazo que ofrecerle, para mi sorpresa mientras más fuerte lo abrazaba mas se iba calmando su llanto, hasta que quedamos los dos abrazados en medio de la calle, yo con una extraña paz dentro de mí como si con sus lagrimas hubiera limpiado algo dentro de mí que en ese momento no supe que fue, el dormido entre mis brazos ya con su carita seca y sin sollozos, volteé a mirar la Luna me levante despacio acomode la cabeza de mi amiguito en mi hombro bese su cabeza y la tape con la capuchita que su curioso traje tenia. Comencé a caminar y nos fuimos a casa.

No recuerdo con exactitud el camino de regreso, no recuerdo que calle recorrí, pues estaba tan acostumbrado a hacer los recorridos casi por instinto, ya estaba completamente transformado en un animal de hábitos, me había dejado llevar por completo por la rutina y la monotonía y con el confort que la cotidianidad trae, todo en mi vida estaba regido por una agenda, todo tenía un horario, y debía de cumplir con cada cita que en mi agenda se marcaba, no podía existir nada que no estuviera marcado en sus páginas, así que el camino que realice con el pequeño Zarigüeyin en mis brazos no lo recuerdo.



Lo que recuerdo es ese momento, esa calma que me ofrecía su respiración al dormir, los ruiditos que hacia el aire cuando salía por su nariz, y esos pequeños murmullos que dejaba salir su boca, y de los que apenas alcance a entender palabras como Luna, Estrellas, Alas, ahora que lo recuerdo me da risa pues me doy cuenta de que hablaba dormido, quizás soñando en el lugar de donde venia. Pero como en ese entonces yo ya había dejado de soñar, solo me pareció extraño verlo vociferar palabras mientras dormía, y es que los niños deberían entender que los adultos no tenemos tiempo de soñar, cuando vamos a la cama dormimos y ya, hace mucho tiempo leí una nota en el periódico en donde se daba la noticia de que Morfeo ya había muerto era un nota pequeña y venia en la sección infantil del periódico, ¿curioso no? Encontrar un obituario en la sección infantil del periódico, pero es que solo los niños pueden darse el lujo de creer en el dios del sueño.



Quizás si hubiera tenido un niño a mi lado en ese momento podría haberme explicado que el Zarigüeyin estaba soñando, y podría haberme advertido que su sueño se estaba volviendo pesadilla cuando comenzó a retorcerse en mis brazos como si se estuviera convulsionando, de repente despertó agitado y gritando, -!mi Luna, mi Luna¡, se zafo rápidamente de mis brazos y miro todo agitadamente, -!mi Luna, mi Luna¡ y en sus ojos volvía a descubrirse esa tristeza que antes había visto, -¿estas bien? Le pregunte, miraba todo a su alrededor, agitado, asustado, parecía no escucharme, así que lo sujete de los brazos y le di una pequeña sacudida,- ¿estas bien? Oye ¿estas bien? Clavo sus enormes ojos tristes en los míos y dijo -mi Luna, mi Luna. No entendí por que repetía eso una y otra vez y solo dije -si lo que quieres es ver la Luna solo mira el cielo, ves ahí está. Y le señale el cielo



Aun no conseguía descubrir el misterio que el pequeño tenia detrás de sus ojos, cada momento a su lado hasta ese momento me iba llenando mas y mas de curiosidad, y la mirada triste que inundaba sus pequeños ojos mientras se perdían en el cielo, ¿Qué podía provocarle tanta tristeza?



Seguramente sería algo tan simple y pequeño que tal vez si le preguntaba podría decirle algo que le hiciera entender que su tristeza tenía un fin, pero claro eso lo pensé como adulto, pues para los adultos los problemas que pueden tener los niños nos parecen pequeños, pero no entendemos que para ellos ese pequeño problemita es igual de grande que las preocupaciones que un adulto puede tener, ya saben pagar la tarjeta, el crédito del auto, vestirse a la moda, esas grandes cosas que nos tiene tan preocupados a muchos y que curiosamente así como nosotros no entendemos lo grandes que son las preocupaciones de un niño, como preocuparse de que la Luna no se ahogue cuando se mete al mar, y por que los dragones no se queman la lengua cuando sacan fuego, pues así tampoco ellos entiendes esas grandes preocupaciones que un adulto puede tener. Por eso fue fácil pensar que tendría una solución a los problemas que el pequeño pudiera tener, entonces le pregunte


-¿Qué miras?


-ya no está. Me dijo con los ojos tristes.


-¿ya no está que o quién?


-no ves, ella ya no está ella. Me dijo manoteando y mirándome molesto.


-¿pero quién? ¿Quién ya no está?


-ash. Fíjate bien, que no ves, ya no está ella. Y seguía colocando sobre mí esos ojitos negros inquisidores, ¿a quién se refería? Volteaba a ver el cielo y esa una noche normal, el cielo obscuro como cada noche, aunque bueno se veía un poco más profundo, una que otra nube, aunque el viento soplaba en lo alto tratando de despejarlas, las estrellas brillando como cada noche, aunque se veían más grandes, y la… la Luna no estaba, bueno seguramente estábamos en uno de esos días en que no se podía ver de este lado del planeta.


-¿Quién no está? El cielo se ve normal todo está en su lugar y no hay nada raro. ¿Quién no está?


- ¿Cómo puedes decir que todo está normal? ¿Qué no ves? Fíjate bien ella no está. Y su última frase sonó tan desesperada, y desesperante para mí porque no entendía a que se refería.


-¿Quién, quien no está? No te entiendo. Que es lo que estas buscando en el cielo, allí no hay nada ni nadie, solo estrellas y nada más. Le dije ya en un tono molesto pues como les dije comenzaba a desesperarme, y es que como el adulto que era pensaba que podía entender casi todo y a todos y que alguien tan pequeño me tuviera tan confundido y sacara a relucir que estaba equivocado me tenía ya un poco molesto.


-mi Luna, mi Luna ya no está. Dijo volteando a ver el cielo mientras sus ojitos volvían a llenarse de lagrimas, entonces me sentí mal por haberle gritado, me sentí mal porque una vez más parecía ser mi incompetencia para entenderlo lo que lo hacía llorar una vez más.



Me arrodille hacia él y trate de abrazarlo de nuevo, pero se hizo a un lado y me quede seguro de que era un mal adulto, porque había hecho enfadar a un pequeño, porque había olvidado ya que los problemas de los niños son igual de grandes que mis problemas y por qué no sabía ya en ese momento que hacer para que dejara de llorar aquel pequeño.


-¿sabes? Algunos días la Luna no se puede ver desde este lugar del planeta, pero allí está la Luna te lo aseguro, solo que pues, la luz no se alcanza a ver, eso es normal la Luna no ha ido a ningún lado, sigue allí veras que mañana tal vez se pueda ver.


- no es cierto, ella ya no está, me caí y ella ya no está, me caí y debe de haberse enojado conmigo, ella ya no está, mi Luna ya no está. Y su llanto se volvió más desesperado, tapaba su carita con esas manos que parecían garritas, y sus lágrimas escapaban entre ellas.


- escúchame, en serio la luna sigue allí, no se ha ido a ninguna parte, no puede irse a ninguna parte, pero dime ¿de dónde te caíste?


Le pregunte pensando que quizás si aquel pequeño se había caído entonces probablemente estaba en shock o sufriendo de algún trauma por la caída, entonces todo tendría una explicación lógica, aunque ya en ese momento tener a una criaturita así frente a mi me parecía completamente ilógico, hasta había comenzado a creer que tal vez era producto de mi inconsciente y que seguramente el que se había caído era yo y esa criaturita era solo una alucinación de mi inconsciente, entonces si lograba deshilvanar lo que el pequeño me decía podría saber que me estaba pasando como para tener esas alucinaciones.



Pero el pequeño no dejaba de llorar y ya el pensar que era yo quien estaba sufriendo de alguna clase de shock me tenia preocupado, tal vez me caí y estoy en coma, tal vez si logro entender que le pasa a este pequeño pueda despertar del coma, y ¿si no estoy en coma? ¿Y si ya estoy muerto?


Y entonces un pellizco de nuevo en mi pierna me hizo salir de mi angustia.


-mira, ¿ves esa estrella?, la ves mira viene hacia acá.

Y levante la mirada y voltee a ver el pedazo de cielo que me señalaba su garrita.


-¿Dónde? ¿Cuál estrella? ¿Cómo que viene hacia acá?


-ash, tu no ves nada, ni entiendes nada, fíjate bien allí.


Y entonces vi algo que definitivamente me pareció una alucinación y que en ese momento que pensaba sobre si estaba muerto o no confirmaba mi angustia, el cielo que me parecía más obscuro comenzó a llenarse de luces que parpadeaban aceleradamente, cada vez con más fuerza, cada vez su luz era más intensa, y de entre aquella danza de parpadeos de luz, una estrella brillaba más que otras, y parecía moverse dibujando un circulo con la estela que dejaba en aquel obscuro cielo, giraba mas y mas rápido hasta que de un brinco comenzó a moverse, dibujando una línea curva sobre aquel obscuro cielo, como cuando una serpiente camina sobre la arena, aquella estrella parecía tomar dirección hacia donde nos encontrábamos y mi miedo fue mayor pues sin duda alguna estaba muerto y estaba frente a mi aquella luz que dicen se ve cuando uno muere, pero ¿Cómo? ¿Qué me paso? No entendía nada, solo la luz acercándose más y más hacia mí,


-viene por mí, la estrella viene por mí. Gritaba dando brincos aquel pequeño mientras yo completamente paralizado por el miedo que da el saber que ya estaba muerto.


Entonces a pesar de la intensidad de la luz que emanaba aquella estrella pude ver como se acerco hasta mí y se estrello en mi frente tirándome por el impacto, caí al suelo aturdido.


-ja,ja,ja la estrella se enojo contigo, ja,ja,ja, la estrella te tiro. Escuchaba aturdido las risas de aquel pequeño mientras mis ojos trataban de parpadear para sacarme de aquella confusión, apenas podía verlo brincando y riendo a carcajadas mientras se colocaba las manos en su barriguita, y yo mientras tanto tirado en el piso, aturdido por el golpe de aquella luz, ¿Qué estaba pasándome? Trate de ponerme de pie pero poco a poco todo se nublo y me resultaba difícil entonces distinguir lo que veía mis ojos parecían cerrarse y comencé a pensar que ya estaba muriendo en aquel momento, aunque no sentía ningún dolor, ninguna molestia, en verdad no sentía ya nada, solo escuchaba la risa de aquel pequeño que poco a poco parecía alejarse, dando paso a un silencio, un silencio eterno.


Entonces paso algo increíble que les juro fue lo más hermoso que he sentido, estaba en medio de una obscuridad profunda, no sentía mi cuerpo, era como si estuviera flotando, trate de ver mis manos pero la vista me jugaba una mala pasada, pues veía mi cuerpo borroso, y dejando una estela de luz sobre aquella obscuridad, mire hacia el frente, tratando de distinguir algo pero todo era obscuridad, definitivamente estaba muerto, pensé en ese momento, pero una voz nuevamente me sacaba de esa angustia, una voz femenina, dulce, con una ternura que se resonaba en el eco que cruzaba aquella obscuridad, una voz tan hermosa, tan llena de calma.


-El zarigüeyin. El zarigüeyin, repetía esa voz y fue más o menos lo que logre entender en ese momento pues me sentía aun aturdido.


-hola, hola, ¿quien eres? Preguntaba tratando de ver a alguien entre aquella obscuridad.


-El zarigüeyin, el pequeño zarigüeyin. Volvía a repetir aquella voz que en ese momento me parecía ser más clara.


-¿Quién eres? ¿No te veo? ¿Quién eres?


-el pequeño zarigüeyin , debes ayudarlo, debes ayudarlo.


-¿Quién eres? ¿A quién debo ayudar?


Y entonces sé que esto que me paso no lo podrán creer pero de verdad paso, de verdad me paso.


-soy una estrella, soy una amiga del pequeño zarigüeyin.


-no te veo ¿Dónde estás?


-estoy dentro de ti, entre en tu cabeza para mostrarte lo que debes de saber para ayudar al pequeño zarigüeyin.


-¿dentro de mí? Y entonces me pareció escuchar las risas de aquel pequeño que se burlaba y decía que la estrella se había enojado y que me había tirado.


-debes entender lo que ha pasado para poderlo ayudar, debes entender que es lo que paso para que puedas ayudarlo.


-pero ¿Quién eres? ¿Qué me está pasando?


-¿a ti? A ti nada te está pasando, es al pequeño zarigüeyin a quien debes de ayudar pues es él quien está en un gran problema y si no le ayudas el pequeño zarigüeyin podría desaparecer y el cielo no será igual, y la Luna se apagara y nosotras las estrellas junto con ella, debes ayudarlo, debes ayudarlo.


Claro que no entendía nada en ese momento pues como adulto solía creer que todo era sobre mí, y no alcanzaba a entender a que se refería con el pequeño zarigüeyin. Y menos como podría yo ayudarlo.


-te mostrare lo que ha pasado, te mostrare quien es el pequeño zarigüeyin así entenderás lo urgente que es tu ayuda.


Y sentí no tener control sobre mi cuerpo que se encontraba flotando en aquella obscuridad, y sentí un viento y comencé a escuchar sonidos, sonidos llenos de magia, llenos de ritmo, y poco a poco a poco frente a mis ojos fueron apareciendo estrellas y planetas y mi cuerpo flotando velozmente entre ellas, sentí hasta mi estomago como se siente cuando te subes a una montaña rusa. Y la voz me fue explicando lo que estaba viendo, les pido disculpas una vez más pues muchas de las cosas que vi eran tan hermosas que tratando de escribirlas no encontré manera alguna de detallar aquel hermoso viaje, como les he dicho al principio yo no soy escritor.


Entonces supe que una noche de repente, el espacio se lleno con una enorme risa, nadie sabía de dónde venía, retumbo por cada rincón del universo y las estrellas y cometas iban de un lado a otro preguntándose ¿escuchaste eso? ¿De dónde viene? ¿Fuiste tú? Pero nadie sabía nada y las estrellas y cometas y planetas andaban de un lado a otro, preguntándose esto una y otra vez, entonces alguien dijo


– la Luna, vamos a preguntarle a la Luna ella debe de saber, así que fueron todos a preguntarle a la Luna si ella había escuchado aquellas risas, y entonces lo vieron todos por primera vez, un pequeño ser vestido con un trajecito azul, un pequeño ser que parecía una zarigüeya, balanceándose de los cuernos de la Luna, riendo una y otra vez, mientras en el rostro de la Luna una sonrisa nunca antes vista se dibujaba mientras contemplaba a aquel pequeño ser, una de esas sonrisas ya saben de las que se dibujan en el rostro de una madre mientras contempla a su hijo por primera vez.


Las estrellas y cometas y planetas quedaron en silencio, viendo a aquel pequeño sobre la Luna, la Luna que en ese momento parecía más brillante, nadie dijo nada, nadie pregunto nada, pues sabían que la Luna no hablaba, pero todos sin excepción dentro del universo sabían quién era aquel pequeño y lo sabían al ver la sonrisa de la Luna. Pasaron muchas noches y todos las estrellas, cometas y estrellas iban a visitar a la Luna para ver jugar al pequeño zarigüeyin, las estrellas por ser mas ligeras viajaban mas a verlo, y poco a poco fueron volviéndose sus compañeras de juego, de vez en cuando hacían un columpio con hilitos de luz que sujetaban a los cuernos de la Luna para que el pequeño se meciera, el pequeño entonces reía mientras se columpiaba gritando, mas alto, mas alto.

Y su risa entonces inundaba todo el universo llegando hasta los rincones más lejanos y todos entonces reían, y brillaban y giraban con más ganas. El pequeño como todo niño estaba lleno de preguntas, así que era normal que cuando un astro nuevo llegaba a verlo le preguntara ¿Quién eres? ¿Qué haces? ¿Qué es eso?, y a todos les divertía buscarle explicación a las preguntas que el pequeño hacia, él y la Luna se entendía bastante bien, a pesar de que la Luna no hablara él entendía lo que ella le decía, y más que nada entendía los permiso que ella le daba, pues antes de que hiciera algo el pequeño volteaba a ver a la Luna y preguntaba ¿puedo? Y la Luna con una mirada le decía la respuesta.


El pequeño tenía una enorme curiosidad y pasaba mucho tiempo observando todo lo que había a su alrededor, así que conoció estrellas, conoció planetas, conoció muchas cosas que el universo tiene, y cuando no le bastaba la explicación que las estrellas le daban sobre las cosas que veía el inventaba una explicación, que después les contaba a las estrellas y que para ellas resultaba mas interesante que lo que ellas le habían contado. El zarigüeyin conoció muchas cosas, algunas la vio, algunas se las contaban las estrellas, pero el pequeño no conocía el significado de los sentimientos, y eso era lo que más trabajo les costaba a las estrellas explicarle. ¿Qué es triste? ¿Qué es enfado? ¿Qué es ilusión?


Y poco a poco el pequeño fue llenándose de dudas, de dudas que por más explicaciones que las estrellas le dieran no se podían aclarar. En uno de los viajes que el pequeño hacia montado sobre alguna estrella el pequeño zarigüeyin conoció la Tierra,


-eso azul, ¿Qué es eso azul?, el zarigüeyin conocía los colores pues todo en el universo estaba lleno de colores y había aprendido a reconocer a los astros por medio de los colores.


Así que al ver una enorme mancha azul no era extraño que su curiosidad se despertara, además de que azul era su traje, y azul era su color favorito


-ve allí, quiero ver eso azul. Y las estrellas lo acercaron a la Tierra y entonces el zarigüeyin conoció el mar, y por supuesto quedo fascinado con él, y me parece que el mar también con él. Pero bueno el pequeño regreso a su Luna y le conto lo que había visto en la Tierra, le conto de las criaturas que vio y que muchos tenían los ojos cerrados, entonces le pidió a la Luna que fueran a ver aquella mancha azul, y la Luna lo llevo, y el pequeño entonces durante muchas noches pasaba viendo hacia abajo, mirando lo que pasaba en la Tierra, el pequeño veía muchas cosas que le explicaba después a la Luna, como si tratara de reafirmar la explicación que él le daba a las cosas que en la Tierra pasaban, y decía:


-Luna ya sé porque todos cierran los ojos, creo que es por tu luz, debes de verte tan brillante para ellos que tiene que cerrar los ojos para que no se queden ciegos, y por eso están todo el tiempo acostados para no chocar con todo y caerse, pero claro Luna hay algunos que tal vez tengan los ojos más fuertes y por eso puedan andar de un lado a otro.


Estas explicaciones parecían hacer feliz a la Luna pues cada vez que el pequeño le contaba algo a la Luna sonreía y brillaba más.


El pequeño había clasificado a las criaturas que veía en dos, alados grandes y alados pequeños, el decía que las criaturas que veía tenían alas cuando estaban pequeños, así como él, y que poco a poco las plumas de sus alas se iban cayendo hasta que no quedaba una sola, pero que después pasaba algo que aun no entendía, porque dos criaturas sin alas se veían y las alas les volvían a crecer, aunque también había visto a algunos que conservaban las alas, pero se quedaban como alas pequeñas en cuerpos grandes, el pequeño no sabía muchas cosas como les dije, pero podía ver aquellas alas y con esas alas veía muchas cosas que le fueron llenando mas y mas de dudas, ¿Qué es eso que sale de los ojos de ese alado pequeño?


Y el Zarigüeyin conoció las lagrimas, aunque no entendía la tristeza o la alegría que las provocaban, el zarigüeyin solía pedirle a la luna que se acercara un poco más a algunas ventanas, pues no alcanzaba a escuchar lo que se escuchaba en aquellas habitaciones y veía entonces a padres y madres contándoles cuentos a sus hijos antes de dormir, pero el zarigüeyin no conocía lo que era un padre o una madre, aunque tenía a su Luna, y no sabía tampoco lo que era dormir, pues el siempre estaba despierto, cada vez que se acercaba a alguna ventana y miraba a una madre besando la frente de su hijo, una tristeza se metía dentro de él, aunque no sabía que era, pero siempre se levantaba y se acercaba al rostro de la Luna imitando lo que veía tras las ventanas, así entonces la Luna recibió muchos abrazos, y se le lleno el rostro de muchos besos.


Pero el pequeño zarigüeyin era muy curioso como todos los niños y tenía muchas dudas que las estrellas por miedo o por ignorancia no le aclaraban –


-¿Por qué no contestan? Solo quieren jugar y no me responden ¿Qué no saben lo que les digo? Ustedes solo quieren jugar y no me dicen nada.


Les reprochaba molesto el pequeño a las estrellas, así que poco a poco fue llenándose de dudas y de mucha curiosidad, y cada vez más cosas crecían dentro del pequeño, cosas que les daba miedo a las estrellas explicarle pues eran cosas que seguramente lo alejarían de aquel universo y podría entonces querer bajar a la tierra para vivir todo aquello que sentía.


Pero ya era demasiado tarde y la inquietud del pequeño por encontrarle respuesta a todo lo que quería saber estaba dentro de él y una noche paso lo que todos temían.


El pequeño estaba meciéndose sobre uno de esos columpios que las estrellas tejían con hilitos de luz, pero les había pedido que tejieran los hilos más largos pues quería mecerse muy alto, la Luna con trabajos había consentido eso y algo dentro de ella le decía que estaba a punto de pasar algo terrible aunque jamás pensó que fuera aquello que paso.


El pequeño se mecía una y otra vez y veía a una pareja de alados grandes cerca del mar, el pequeño entre sus vaivenes trataba de escuchar lo que decían y se inclinaba mas y mas para poder escuchar lo que decían, de pronto vio que de los ojos de aquellos alados salían lagrimas, como les dije el pequeño sabía lo que eran las lagrimas, y mientras caían las lagrimas caían también las plumas de aquellos alados grandes sobre la arena, ¿Qué está pasando? Pregunto el zarigüeyin, pero nadie contesto. ¿Qué está pasando?


Volvió a preguntar y viendo que nadie le respondía y que las estrellas al ver su rostro habían comenzado a recortar los hilitos de aquel columpio, se inclino mas y mas para seguir tratando de ver y escuchar lo que estaba pasando y saber por qué salían lagrimas y caían las plumas y las alas desaparecían, las estrellas comenzaron a jalar los hilitos pero el cuerpo del zarigüeyin se inclinaba con más fuerza, dos o tres estrellas jalaron aquellos hilitos pero entonces aquellos hilitos se rompieron y el pequeño cayó hacia la tierra mientras el silencio del universo desaparecía esta vez no tras las risas de un pequeño, sino por un grito enorme de aquella criaturita que en el universo había aparecido una noche y que nadie sabía de dónde venía, pero que todos sin lugar a duda lo conocían y disfrutaban de su risa.


El rostro de la Luna era el rostro de una madre que veía como su pequeño caía, era el rostro de alguien que en ese momento daría todo para evitar aquella caída, trato de estirar sus cuernos para alcanzarlo, y el pequeño estiro su bracito para alcanzarla mientras gritaba Luna, las estrellas hicieron lo mismo, pero ni un hilito de luz ni los cuernos de la Luna pudieron alcanzar al pequeño zarigüeyin que caía hacia la Tierra.


Aquí en la tierra nadie se hubiera dado cuenta de aquella tragedia, pero había alguien que siempre le regresaba la mira al pequeño zarigüeyin y que de cierta manera ya le tenía un gran cariño al pequeño, pues era la Luna su gran amor. Así que el único ser que se había dado cuenta de aquella tragedia se movió rápidamente, levanto una enorme ola de espuma y la elevo mas de cien metros, nadie en la playa pudo ver esto pues la caída parecía que sería muy lejos de cualquier playa, el pequeño caía entre gritos, sus gritos de terror, los gritos de las estrellas, el grito del Mar y el silencio de la Luna de su Luna.


Así entonces el pequeño cayó sobre la espuma y a pesar de que era espuma muy blanda se desmayo por el impacto, o por el miedo. El Mar bajo al pequeño y lo meció entre sus olas blancas. el Mar le tenía un cariño especial al pequeño porque decía que era el único que lo contemplaba desde hace mucho tiempo, además de que sabía lo que el pequeño zarigüeyin era para la Luna, así que mientras lo mecía entre sus blancas olas, volteo a ver a la Luna y le dijo:


-Lo atrape Luna, lo trape. La Luna no dijo nada, todos saben cómo les he dicho que la Luna nunca habla, pero su rostro mas pálido que de costumbre dejaba resbalar un mar de lagrimas, un mar de tristeza.



Todo el universo entonces se quedo en silencio viendo al pequeño zarigüeyin flotando entre las blancas olas del Mar, uno que otro astro volteo a ver a la Luna y la tristeza que se veía en su rostro provoco el llanto de muchas estrellas, cometas y planetas. Y un silencio cubrió la inmensidad del universo, mientras veían todos al pequeño zarigüeyin flotando sobre aquellas blancas aguas que el Mar tenía esa noche.



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