viernes, 4 de febrero de 2011

EL PEQUEÑO ZARIGÜEYIN (capitulo x)

… Todavía no olvido lo difícil que me resulto hablarle al pequeño Zarigüeyin de la muerte, y aun no sé si las cosas que le dije fueron las correctas, o si fue correcto hablarle de ese tema pues era solo un niño, ¿Cómo le hablas a un niño de la muerte? Por lógica un niño representa solo el principio de la vida y los vemos como si ellos no pudieran morir, sin embargo me había enterado a lo largo de mi vida de muchos niños que se habían ido a dormir demasiado temprano, aun no se por qué de entre tantas cosas que podía tocarme explicarme me tuvo que tocar explicarle que la gente a veces muere.

Llegamos a mi habitación casi después de haberlo encontrado esto lo recuerdo bien porque esa noche era la primera vez que el Zarigüeyin entraba a mi habitación, frente a la ventana había un viejo mueble, mucho más viejo que yo, y que había pertenecido a mi bisabuela déjenme hablarles un poco de esta maravillosa mujer pues siento que los abuelos se vuelven parte importante de nuestra niñez, tal vez por su edad y puesto que dicen que la gente cuando se hace vieja se vuelve un poco infantil hacemos a nuestros abuelos cómplices de algunas de nuestras travesuras.

Así era mi bisabuela cómplice de muchas de mis travesuras y mis mejores fantasías, por ella aprendí a escuchar los trenes y a viajar con mi imaginación dentro de ellos arrullándome con ese vaivén que solo un vagón de tren puede ofrecer, ella me enseño, como creo que todos los abuelos lo hacen, la magia de la ternura, me enseño a ver la vida entre magia y fantasía, despertó mi imaginación pues con cada historia que me contaba mi cabeza salía volando para remontarse a lugares y tiempos distintos, me enseño que un abrazo sana el alma y hace dormir mejor, me enseño que la saliva era mágica y curaba mi asma.

Fue la primer persona que me enseño que el amor nunca muere y que sin importar cuán lejos se encuentre la persona que amamos seguirá junto a nosotros mientras sigamos recordándola, me enseño que el amor de pareja existe y es mucho más fuerte que todo pues nunca en el poquito tiempo que me dejo compartir su vida la escuche hablar mal de mi bisabuelo, un hombre al que nunca pude conocer pues ya se había ido cuando yo llegué, pero recuerdo que me decía que le hubiera encantado conocerme y que era un buen hombre, a veces cuando me sentía un niño malo, como creo que todos alguna vez nos llegamos a sentir, me abrazaba y me decía que estaba orgullosa de mi y que tenía que aprender a perdonarme por los errores que pudiera cometer pues estos no cambiaban en nada el hecho de que yo fuera bueno, esto fue algo que nunca pude aprender y que con el paso del tiempo cuando me hice adulto resulto imposible hacer.

Mi bisabuela fue una mujer maravillosa y uno de los regalos más hermosos que la vida me haya dado, hace ya mucho tiempo que me toco verla partir, y aun la extraño, a veces me pregunto si ella se sentiría todavía orgullosa de mi a pesar de las decisiones que he tomado y que me han llevado al lugar donde estoy, si no fuera así le pido perdón donde sea que este.

Pero volviendo con mi pequeño amigo, sobre el mueble de mí bisabuela tenía una pecera, que al parecer fue lo primero que le había llamado la atención al Zarigüeyin,

-¿Qué es esto?-me pregunto

-¿una pecera?-le conteste distraído pues mi habitación siempre estaba en constante caos cuando trabajaba pero en ese momento estaba pasando por uno de esos bloqueos que de repente dan y que hacen que nada de lo que hagas resulte bueno, así que al entrar recordé por que había salido a la calle ese día, para escapar.

-¿Y que hay dentro?- me pregunto volviendo mi atención a él.

-peces, que mas puede haber dentro de una pecera- respondí fríamente pues se me hacia ilógico que preguntara eso, pero lo ilógico hubiera sido que no preguntara pues seguramente de donde venia no había peces.

-yo ya he visto eso que tu llamas peces pero no son así, lo que tú tienes aquí no son peces-

-Claro que si, fíjate bien, -le dije -¿Dónde has visto peces?-le pregunte pues según yo no podía conocerlos

-En la Luna-contesto e inmediatamente pensé que eso era imposible, no hay vida en la Luna.

-bueno no en ella pero cuando me balanceaba de sus cuernos y miraba hacia abajo podía verlos en esa cosa azul que ay aquí-

-veía peces, y se movían muy gracioso, lo que tú tienes aquí no son peces, pues no se mueven así-

-que si niño fíjate bien- en ese momento me acerque a la pecera y me di cuenta de que tenía razón no se movían.

-¡mis peces!, están muertos- exclame en voz alta sin pensar.

-¿muertos que es eso?-inevitablemente me pregunto, que tonto me sentí, si ya me había tocado escuchar que me preguntara por todo era obvio que al escuchar que estaban muertos me preguntaría que es eso….

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------???

Así fue que entonces me dijo

-yo ya estuve muerto-me dijo, e impulsivamente voltee a mirarlo, sus ojitos estaban tristes mirando fijamente el interior de la pecera.

-¿Cómo?, Qué fue lo que dijiste?-

-que yo ya estuve muerto, ¿Por qué me haces repetirte lo que digo?-volvió su mirada hacia mi solo un momento, y después volvió a mirar la pecera.

-fue hace mucho -

-un cometa me golpeo y morí-

-¿un cometa, sabes que es un cometa?-

-claro que se he visto muchos, ¿tú no sabes que es un cometa?-

-pues si sé que es un cometa, pero entiéndeme que no se que sea un cometa para ti-

-Mm., mira las estrellas me contaron que a veces cuando una de ellas se enoja ,hace berrinche y se echa a volar muy rápido tan rápido que no puede detenerse y como ya no se detiene se le olvida lo que es jugar y deja de reír entonces se vuelve un cometa-

Su explicación me parecía irracional y muy distinta a lo que en la escuela me habían enseñado, pero de cierta manera encantadora.

-¿y qué paso?, Cómo llego a golpearte un cometa?-

-pues estaba jugando con las estrellas a columpiarme entre sus hilitos de luz, y me empecé a columpiarme muy alto, me gusta columpiarme alto se siente chistoso en mi pancita, y me hace reír mucho, a veces tan fuerte que las estrellas también se ríen conmigo y empiezan a brillar mas fuerte-

Lo miraba fijamente y me provocaba una ternura enorme escucharlo hablar, pues hacia que cada palabra se proyectara en una imagen dentro de mi cabeza.

-pero el cometa, ¿Cómo fue que te golpeo?-

-a sí, me columpiaba alto y como las estrellas estaban viendo como reía ninguna pudo ver que se acercaba un cometa, así que cuando estaba muy alto, pasó el cometa y pum me pego, lo que pasó después me lo contaron las estrellas -

Me contó entonces que al golpearlo el cometa una de las estrellas pudo atrapar uno de sus pies con un hilito de luz y así evitar que se cayera, rápidamente las otras estrellas se acercaron para sujetarlo y juntas lo llevaron tendido sobre hilitos de luz a la Luna, ella había visto lo que paso, pues siempre lo miraba cuando jugaba porque le gustaba verlo reír, pero tampoco pudo hacer nada, pues la luna no tenia brazos.

Las estrellas lo recostaron sobre ella pues cuando el cometa golpeo al Zarigüeyin la Luna menguo rápidamente como si quisiera que sus cuernos se volvieran manos para poder atraparlo antes de que cayera.

Entonces paso algo que nunca había pasado y que todos creían que era imposible, la Luna hablo, y con voz temblorosa, decía su nombre una y otra vez y entre tanto su voz se matizo como lo hace la voz de una Madre, se pintaba de ternura, después de desesperación, de angustia, después volvía a la ternura, se mecía bruscamente intentando que así volviera a abrir los ojos el pequeño, pero no pasaba nada. el espacio se lleno de silencio y solo se rompía por los sonidos de una Madre que en ese momento perdía a su hijo, sollozos, murmullos, palabras dichas con ternura y desesperación, palabras que se hacían suplicas, todo el espacio estaba al pendiente de que pasara algo, las estrellas acompañaban el llanto de la Luna, pero llenas de culpa pues ellas sentían que había sido culpa suya ,pero quien podía haber evitado eso, los cometas son muy rápidos y solo se les alcanza a ver demasiado tarde ya cuando están muy cerca, así que nadie podía haber hecho algo.

Por mas sacudidas que daba la Luna el pequeño no abría sus ojos, las lagrimas de la luna ya había empezado a flotar por todo el espacio y aquellos que estaban demasiado lejos para haber visto lo que pasaba, sabían que algo terrible había pasado pues la Luna nunca antes había llorado y alcanzaban a escuchar una voz que nadie conocía.

Una tristeza enorme invadía el espacio, ¿Cómo era posible eso si apenas un instante atrás se podía escuchar la risa del Zarigüeyin por todo el espacio? Ahora solo se escuchaba el llanto de la Luna.

Si yo hubiera estado ahí hubiera pensado que el pequeño estaba muerto, después de un rato y en su desesperación la Luna volteo a vea a las estrellas y les pidió que hicieran algo,

-hagan algo por favor, no dejen que se vaya, por favor, ustedes también lo quieren, háganlo reír de nuevo por favor.-suplicaba la Luna a las estrellas.

Entonces una de ellas mirando fijamente el pequeño cuerpo inmóvil del Zarigüeyin, cerro sus picos para volverse una esfera de luz, comenzó a brillar intensamente y a girar tan rápido que se iba formando un remolino de polvo espacial a su alrededor, las otras estrellas la voltearon a ver y después de mirarse entre ellas hicieron lo mismo, fueron cerrando sus picos y empezaron a brillar y a girar entre ellas, se fueron arremolinando hasta que juntas soltaron un resplandor tan intenso que el espacio entero tuvo que cerrar los ojos , poco a poco el resplandor bajo de intensidad y comenzó a escucharse un nuevo sonido, un sonido como de truenos pero de alguna forma un tanto rítmico, el resplandor intenso ceso y dejo paso a una hermosa imagen que dejo sorprendidos a todos, en lugar del remolino que había provocado el resplandor había un hermoso Unicornio plateado trotando por el espacio.

Alguna vez las estrellas le habían contado al Zarigüeyin que existían otros mundos , donde todas las cosas tenían otro nombre y aunque se parecieran a las cosas que él conocía eran distintas, y dentro de esos mundos de los que le contaban historias para entretener al pequeño , existían los unicornios, criaturas maravillosas y llenas de magia que tenían muchos poderes, eran criaturas que todos apreciaban y que entre las historias que hablaban de su magia se contaba que aquel que pudiera acariciar el cuerno de un Unicornio la vida le cambiaria llenándolo de una inmensa felicidad, y si su alma estaba enferma bastaba con soplido del Unicornio para que esta sanara, el pequeño Zarigüeyin muchas veces al escuchar estas historias se emocionaba y pedía que le hablaran mas y mas de los Unicornios, en el espacio nunca nadie había visto un Unicornio las historias que se escuchaban eran traídas por estrellas que al pasar por otros mundos escuchaban lo que las estrellas que habían caído contaban, así el espacio se enteraba de toda clase de seres que existían en otros mundos y que nadie en el espacio había visto, pero a pesar de eso todo el espacio sabia que la imagen que había dejado el resplandor era Ybag, la reina de los Unicornios y de quien se había escuchado era la más hermosa y poderosa de todos ellos.

Trotaba al rededor de la Luna y agitaba su cabeza dejando que su plateada y larga cabellera dejara un halo de luz tan hermoso y lleno de colores, su trote hacia retumbar todo el espacio y el polvo espacial iba dejando rastros de este retumbar, imagino que debió ser como un pentagrama lleno de notas musicales que si un músico viera lloraría de la hermosa sinfonía que se dibujaba al trote de Ybag, dejo de trotar alrededor de la Luna y caminando lentamente sobre los cuernos de la Luna se acerco al cuerpecito del Zarigüeyin, el espacio entero miraba sorprendido incrédulo ante la hermosa magia que traía esta escena, Ybag busco los ojos de la Luna, pero estos estaban fijos sobre el pequeño, se acerco a ella y frotando su cabeza sobre sus mejillas limpio las lagrimas de la Luna, esta entonces miro Ybag y solo dijo:

-por favor-

Entonces Ybag dio la media vuelta y se acerco al pequeño, doblo las patas delanteras y bajo la cabeza, miro tiernamente al pequeño, y froto su rosada nariz con su cabeza, entonces abrió la boca y dejo salir un poco de su aliento, tan suavemente que apenas y alcanzaron a vibrar los bigotitos del Zarigüeyin(así como uno hace cuando es niño para empañar un cristal y dibujar algo sobre el cristal)nadie hubiera creído esto pero en el momento que salió su aliento una de las garritas del Zarigüeyin se movió, mágicamente aquel cuerpo ausente de vida parecía empezar a moverse como si nunca se le hubiera escapado la vida, Ybag fue la primera en notar que el pequeño se movía, la cara de la Luna cambio de semblante, se volvió a sentir el pulso del espacio y poco a poco el brillo volvió, el cuerpecito del Zarigüeyin seguía recostado y tenía todavía los ojos cerrados, entonces sonrió y aun con los ojos cerrados movió su mano para rascarse la nariz y decir:

-me haces cosquillas-, entonces se retorció con una carcajada y comenzó a retorcerse de un lado a otro rodando y riendo como cuando las estrellas lo acorralaban para hacerle cosquillas con sus picos, entonces Ybag se levanto y también sonrió mientras lo veía revolcándose y riendo, todo el espacio rió junto con él y el ambiente cambio de color, Ybag volteo hacia la Luna y esta mirándola le agradeció como solo los seres femeninos pueden hacer con una mirada .entonces el Zarigüeyin volteo a ver a Ybag y sorprendido por lo que veía le pregunto:

-¿eres un Unicornio?-

Ybag lo miro y sonriendo movió la cabeza asintiendo.

-las estrellas me han contado muchas cosas sobre ti, pero nunca me contaron que brillabas tanto-

El pequeño no sabía que ese ser que tenia frente a él eran sus estrellas, sin embargo la Luna al escucharlo soltó una lágrima.

-¿te quedas a jugar?, llamare a las estrellas para que te vean y juguemos a columpiarnos, aunque no sé si te puedas columpiar tú, eres muy grande, pero podemos jugar a otra cosa si no puedes.-

Ybag volteo a ver a la Luna y después se acerco a la orilla de uno de los cuernos de la Luna.

-Ten cuidado te puedes caer -le dijo el pequeño al Unicornio. Ybag volteo a ver al Zarigüeyin e inclinándose pego un brinco que dejo el sonido de un trueno, comenzó a trotar otra vez alrededor de la Luna, tal vez solo para que el pequeño la viera trotar flotando en el espacio, moviendo la cabeza, dibujando pentagramas en el espacio, dejando colores brillantes como estela, el pequeño la miro fascinado y dijo:

-eres bonita, quédate a jugar por favor- pero dentro de él y por las historias que las estrellas le habían contado sabia que eso era imposible y que aquel hermoso Unicornio tenía que irse. Así que no le quedaba más que gritarle adiós.

El pequeño miro como se fue alejando el unicornio y a cierta distancia hubo una explosión,

-¿Qué fue eso? Luna ¿Qué le paso al Unicornio?, ¿le pego un cometa? ¿Luna? ¿Qué es eso que sale de tus ojos?, y las estrellas, adonde fueron?-

El pequeño no sabía que aquel Unicornio eran todas las estrellas juntas, que habían consumido su alma de luz para crear al Unicornio y poder regresarle la vida, pero en el espacio siempre hay cosas estallando y nuevas estrellas nacen de un momento a otro así que mientras el pequeño preguntaba por las estrellas, nuevas estrellas fueron llenando el espacio y entonces una de ellas se acerco y le hablo:

-aquí estamos Zarigüeyin - las estrellas eran muy parecidas entre sí, solo se diferenciaban por el numero de picos pero si dos estrellas de 5 picos se ponían una frente a la otra no encontraría gran diferencia, así que el pequeño no se dio cuenta que quien le hablaba era una estrella nueva.

-¿Dónde estaban? se perdieron de ver algo fantástico, vino un Unicornio.-

-perdón Zarigüeyin, nos distrajimos un momento, y entonces ¿viste un Unicornio?, cuéntanos ¿que paso?-

-pues no sé, se fue volando y después estallo, ¿creen que este bien? Yo creo que un cometa lo golpeo, me pueden llevar hasta ahí para saber si esta bien, ¿puedo ir Luna?-

-mira Zarigüeyin- le dijo una de las estrellas,-el Unicornio tuvo que irse a su mundo, sabes que no pueden vivir en un mundo que no sea el suyo, pero si miras con atención el lugar donde estallo te darás cuenta de que te dejo un regalo-, el pequeño volteo rápidamente hacia el espacio y sus ojitos de momento se abrieron asombrados,

-ahí está, miren ahí está el Unicornio, aunque se ve distinto, no brilla tanto y parece que no se mueve, llévenme hasta ahí por favor quiero ver que le paso-

-no pequeño, ese no es el Unicornio que viste, pero fíjate el Unicornio que viste te dejo ese Unicornio que estás viendo ahora, no brilla tanto porque está hecho de polvo espacial, pero le gusto tanto tu risa que decidió regalarte un Unicornio de polvo espacial para que siempre te acuerdes de él, ¿te gusto?-

- si-contesto impactado por el regalo.-vamos a jugar-

Todo parecía volver a su ritmo normal volvió la risa del pequeño a llenar el espacio y aquel momento en el que sobre la Luna se veía un cuerpecito sin vida quedaría atrás, pero la silueta del Unicornio que se dibujaba con los restos de las estrellas que habían decidido consumarse para salvar al pequeño, les recordarían a todos que un día el Zarigüeyin había muerto.

Después de que escuche esta historia nunca volví a mirar de la misma manera el cielo, imaginaba la historia de cada una de las constelaciones y trato hasta la fecha de encontrar al Unicornio pero me imagino que si desde la Luna se veía distante desde la tierra ningún telescopio podría encontrarlo.

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