lunes, 1 de febrero de 2010

UN RESPIRO

Si llegara a ser cierta la realidad de que ya no vale la pena estar en este mundo, si de verdad es cierto eso de que ya no quedan utopías verdaderas a las cuales aferrarse para sobrevivir,

si fuera cierto eso de que no existen ya motivos para seguir adelante,

si de verdad lo creemos y nos dejamos llevar por el desanimo y la falta de entusiasmo,

si dejamos que el tedio nos venza y la rutina termine con nuestra capacidad de asombro empujándonos hacia la monotonía del día a día,

y terminamos los días sin siquiera haberlos comenzado

y terminamos terminados llenos de asco,

vacíos,

desahuciándonos,

Si nos damos cuenta de que nos falta tanto para ser felices

y a pesar de todo no movemos un dedo,

y a pesar de todo no despertamos,

no soñamos,

y dejamos de vivir.

Si descubrimos que hace mucho tiempo ya no descubrimos nada

y a pesar de todo no nace la ambición por cambiar las cosas,

y nos resignamos,

y nos acostumbramos,

y nos desenamoramos

y ya no soñamos,

¿entonces de que nos quejamos?

Es cierto todo lo bueno se olvida demasiado pronto,

todo aquello por lo que vale la pena luchar se desvanece tras la cortina del hastío (mucho antes de que lo encontremos),

¿no deberíamos entonces también perder a la misma velocidad el tedio y esa cortina de hastío?

¿no deberíamos olvidar con la misma prontitud lo malo?

¿Cuánto dura el entusiasmo?

Como podríamos contestar esa pregunta si ya ni siquiera dejamos que nazcan dentro de nosotros,

si lo matamos mucho antes de que su flama nos incendie el alma,

si nos basamos en la apatía de los otros para pensar que nada vale la pena

¿Qué vida entonces vivimos, la nuestra o la de los otros?

¿Qué fracasos nos duelen, aquellos que nunca intentamos tener o los mal logrados por los otros?

Si por el miedo que sienten otros ante la vida que no intentan vivir nos llenamos de cobardía al igual que ellos

¿Cuándo aprenderemos algo, cuando viviremos nuestra propia vida?

¿basándonos en que fracasos tenemos miedo, si por ese mismo miedo nunca hemos intentado tomar el mando de nuestros sueños y navegar hacia la zozobra?

¿con que potestad podemos criticar y condenar al fracaso a los quijotitos que encontramos en nuestro camino si siempre preferimos dormir para no soñar?

¿sabemos acaso lo que es soñar?

¿sabemos lo que es un ideal?

Si nada de esto en nosotros reconocemos ¿Qué hemos vivido?

¿acaso pudo mas algún fracaso del pasado(si es que nos atrevimos a tenerlo)?

¿se nos olvidaron las victorias?

Y al decir victorias me refiero a la más grande de todas,

la de sentirnos vivos,

la victoria que se anuncia cada vez que abrimos los ojos,

a cada respiro,

con cada latido del alma,

con ese corazón que tiembla cada vez que recibe una caricia,

ese corazón que nos exige un millón de abrazos al día,

ese que nos enseña a ser padres,

hijos,

familia,

amigos,

cómplices,

compañeros de ruta,

soledades,

parejas,

desconocidos,

ausentes,

olvidos,

recuerdos,

suspiros,

añoranzas de todos y de nadie,

deseos de que vuelvas,

despedidas,

un lárgate,

mil te amo,

quiero olvidarte de vez en cuando,

y más palabras que somos en la vida de alguien más,

palabras que juntamos para no solo decirlas,

palabras que se dicen para sentirse,

para vivirse,

para guardarlas,

pero las olvidamos,

las olvidamos porque olvidamos que tenemos corazón,

alma,

victorias,

fracasos,

y el gozo de cada día,

olvidamos que vivimos,

olvidamos que morimos

y que algún día dejaremos de hacerlo,

olvidamos simplemente que antes de morir tenemos que haber vivido.

Tantas preguntas en un solo suspiro…






...

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Amén.

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