jueves, 15 de octubre de 2009

GR-8

Llegue de una galaxia llamada GR-8, conocida por ser la galaxia más fría del universo.

Y era fría porque así recordábamos a cada momento que necesitábamos del calor que había dentro de nosotros, y buscábamos siempre el contacto con otros habitantes, y nos abrigábamos con miradas, y nos cobijábamos con palabras, y nos frotábamos las almas para minimizar el frio.

Éramos más de 6 billones de habitantes, no conocíamos el número exacto de habitantes pues los números no eran nuestro fuerte, y quizás por estupidez no sabíamos contar, así que no usábamos los números para conocer la edad de cada uno de nosotros, no necesitábamos un numero para saber a qué distancia estábamos uno del otro, ni usábamos los números para medir la inteligencia o el talento de alguien, no usábamos los números ni siquiera para quedar en una cita, ni para saber qué precio tenía una vida

Contábamos poco, y muy rápido, o demasiado lento, pues contábamos los suspiros, contábamos los sueños, contábamos las sonrisas, contábamos las caricias y los besos, y las veces que pensábamos en alguien, y contábamos las Lunas, y precisamente por poner más atención a estas cuentas aprendimos a ser atemporales, pues un suspiro podía ser largo como el día y la noche, o muy breve como un latido, aunque había latidos que duraban toda una vida.

No nos preocupaba ser mejores o peores que alguien, sabíamos que en escalafón había seres por arriba de nosotros y también por debajo, y de los dos aprendíamos, pues el que estaba encima nos enseñaba a seguir creciendo, a mejorar en lo que hacíamos, a jamás dejar de aprender, y el que estaba por debajo, nos enseñaba a ser humildes, a enseñar para hacer crecer y crecer nosotros mismos, así que no nos preocupaba el ego, somos una especie sin ego, sin la pretensión de querer ser el primero, el mejor, pues eso descubrimos que traía amargura y frustración, y que al creerte el mejor llegaba la mediocridad a tu alma y dejabas de aprender.

El principal trabajo que nos mantenía ocupados durante el día y la noche era el trabajo de ser felices, y así desde el despertar buscábamos sonrisas y las provocábamos o dejábamos que nos las provocaran que de las dos maneras uno se sentía feliz.

Creíamos en el amor por sobre todas las cosas, y buscábamos a cada momento descubrirlo dentro de nosotros y en los demás, y casi siempre lo encontrábamos, y cuando no lo veíamos no nos entristecíamos pues ese era un buen pretexto para seguir buscándolo.

Mi galaxia podría decir que era como cualquier otra galaxia, he recorrido millones de ellas y encuentro los mismo que en mi amada GR-8. Me auto exilie de ella buscando a mas viajeros que como yo seguían buscando, y encontré a los que buscan, y encontré a los que encuentran, y viajando a la velocidad del sueño una noche llegue a este planeta, tan alejado de mi galaxia pero tan cercano a lo que los habitantes de mi galaxia eran, son.

Así como yo, se han auto exiliado millones de habitantes de mi galaxia, y curiosamente me ha parecido encontrarles por este planeta, no somos los mejores, ni los peores, somos simplemente los que buscan, los que encuentran donde nadie mas había encontrado nada, los que miran la Luna para viajar hasta galaxias más lejanas, tan lejanas como el corazón de quien se ama, y con un suspiro llegar hasta su lado y sentir el frio, y cobijarse con una caricia, y despertarle sonrisas y seguir con la labor de ser feliz y vivir donde nunca nadie ha vivido antes, en el recuerdo de alguien, en el recuerdo de una galaxia tan lejana como mi amada GR-8.

No somos los mejores, ni los peores, somos simplemente los que buscan…

galaxias,

Lunas,

miradas,

caricias,

latidos,

sonrisas,

deseos,

sueños,

lagrimas,

nostalgias,

vida.

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